No importa el puesto que el ejecutivo desempeñe pues la importancia de exteriorizarlo radica en ser consistente con lo que para cada uno es importante y mostrar visualmente profesionalismo, credibilidad, en algunos casos autoridad y en otros mayor accesibilidad.
En una reunión siempre nos dirigimos a la persona que creemos que es la más importante y esa conclusión la obtenemos por observación simple donde emitimos juicios de valor en menos de dos segundos y nos dejamos llevar por el silencioso mensaje que proyectamos a través de nuestra apariencia, comunicación y comportamiento. Recordemos que una primera mala impresión es muy difícil de revertir, mientras que una primera impresión positiva nos abre las puertas al mundo. Buscamos que nos recuerden por nuestro expertise profesional y no por una inadecuada manera de vestir.
En la imagen adjunta podemos ver como los detalles en la vestimenta como el color, tipo de tela, estampado, textura, entalle de las prendas, aseo personal y accesorios, pueden incrementar o dilapidar la credibilidad y autoridad visual que queremos proyectar. Ahí radica la importancia de conocer el vestir ideal para cada ocasión de trabajo, así como el Protocolo de negocios corporativo; el dominio de ambos impactara positivamente y va a generar un ambiente de trabajo profesional que marcara la diferencia frente a sus competidores.
A lo largo de mi experiencia profesional pude observar algunos signos que considero demuestran una imagen inconsistente con el puesto que representas en la empresa:
- No se dirigen a ti en las reuniones, sino a tu pupilo/a.
- “El Nuevo” te pidió por error sacar una copia, no sabía quién eras.
- Te disculpaste en una reunión frente a terceros por tu inapropiada vestimenta informal de “Casual Friday” (los demás vestían Casual Elegante).
- Eres víctima del bulling corporativo por tu singular estilo de vestir.
- Te sientes “invisible“ en la organización, se olvidan de invitarte a reuniones o copiarte en mails.
- Percibes que los demás se preocupan más por su aspecto que tú.
- A pesar de tus grandes esfuerzos crees que no te están valorando profesionalmente como mereces.
- No puedes ascender a alguien por que visualmente no aparenta su cargo ni experiencia.
- La sólida facturación de la empresa no va acorde con la apariencia del personal.
Para finalizar, es falso decir ¨como te ven te tratan¨ en cambio si es correcto decir ¨cómo te sientes te tratan. Nuestro arreglo personal es reflejo de cómo nos sentimos ¡no demos falsas impresiones!
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